En esta ocasión quiero rendirle un humilde homenaje a una
escritora y periodista que desafió los cánones de su época, a la primera
precursora del feminismo en España, y quien no dudo en disfrazarse de hombre
para poder asistir a la Universidad Complutense de Madrid, les hablo de
Concepción Arenal.
Concepción Arenal, nació en Ferrol
en 1820. Destacó por su gran activismo social, desarrollando una intensa labor
humanitaria en hospitales y cárceles. Para poder asistir como oyente a la
Facultad de Derecho y a las tertulias intelectuales de la época se disfrazaba
de hombre, puesto que en la época la educación universitaria estaba
vedada a las mujeres.
Además Arenal fue una
pionera del feminismo en España. Desde joven luchó por romper los cánones
establecidos para la mujer, rebelándose contra la tradicional marginación del
sexo femenino, y reivindicando la igualdad en todas las esferas sociales para
la mujer. Insistió en múltiples escritos en que el papel de madre y esposa eran
fundamentales en la vida de las mujeres, pero subrayando que la experiencia de
la vida femenina no podía centrarse en el ejercicio exclusivo de ese rol.
Concepción Arenal actuó también
como intermediaria de la Reina María Victoria de España, que desde el exilio,
siguió hasta el último instante de su vida mandando muchas ayudas para
españoles necesitados, con la exigencia de que los donativos se hicieran anónimamente.
Murió el 4 de febrero de 1893 en Vigo, donde fue enterrada. En su epitafio el lema que la acompañó durante toda su vida: A la virtud, a una vida, a la ciencia. Sin embargo, su frase más célebre fue probablemente “Odia el delito y compadece al delincuente”, que resume su visión de los delincuentes como el producto de una sociedad reprimida y represora.
Murió el 4 de febrero de 1893 en Vigo, donde fue enterrada. En su epitafio el lema que la acompañó durante toda su vida: A la virtud, a una vida, a la ciencia. Sin embargo, su frase más célebre fue probablemente “Odia el delito y compadece al delincuente”, que resume su visión de los delincuentes como el producto de una sociedad reprimida y represora.
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